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32 »Tampoco aceptarás rescate para permitir que el refugiado regrese a vivir a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.

33 »No profanes la tierra que habitas. El derramamiento de sangre contamina la tierra, y solo con la sangre de aquel que la derramó es posible hacer expiación en favor de la tierra.

34 »No profanes la tierra donde vives, y donde yo también vivo, porque yo, el Señor, habito entre los israelitas».

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